Ana y Sandra decidieron casarse en Velez-Málaga en el Cortijo Bravo y su boda ibicenca es algo especial ya que soñaban con una boda diferente.
Su historia de amor es preciosa y todo comenzó con la pedida de mano en Italia, concretamente en Cortona mientras viajaban.
Ellas contaron conmigo desde el primer momento y pocos días después de su regreso me llamaron. Eso para un fotógrafo es todo un orgullo aunque tenía ante mí un gran reto porque Ana también es aficionada a la fotografía por lo que estaba ante un gran desafía como fotógrafo de boda ya que estaban dejando en mis manos todos sus recuerdos.
Cuando firmamos el contrato también fue muy especial, no me preguntéis por qué pero fue con un bolígrafo de color rosa que encontré en el estudio. Mientras lo hacíamos me contaban todas sus ideas para la boda; ellas estaban súper ilusionadas tenían cientos de ideas pero la que más me llamó la atención fue que sería una boda ibicenca para ellas poder ir de otro color y así crear contraste entre todos los invitados. Creamos nuestro grupo de wasshap para hablar y plantear la preboda.
El tiempo pasó muy rápido y cuando quisimos acordar era la boda. El día antes de la ceremonia me visitó Ana para concretar algunas cosas tan sólo quedaban unas horas y todo estaba preparado.
Es 22 de julio, llegué al Cortijo pronto; era una boda especial y los horarios no eran comunes ya que eran dos novias lo que había que atender. Cada una se vestía en una planta del hotel y daba vueltas como un loco pero tengo que reconocer que me lo estaba pasando genial y me sentía cómodo, pero he de reconocer que me fue mas fácil con la ayuda de mi buen amigo Daniele Spatafora. Todo era precioso y pronto llegó el momento del Firsh Touch (Primer contacto) es algo que poco a poco se esta poniendo muy de moda y se trata de que la pareja llegue a tocarse y poder intercambiar opiniones y sensaciones sin llegar a verse ¡Sandra grito de la emoción!
Todo estaba listo y los invitados de blanco esperaban impacientes a estas dos damas.
La ceremonia fue muy emotiva y tuvimos la oportunidad de oír unas bonitas palabras del padre de Ana y unos amigos de ambas.
Ellas no querían una sesión de pareja, querían disfrutar de sus invitados por eso no quise entretenerlas e hicimos algo rápido. Lo importante de la boda no son esas fotos ya que para eso están los Post-boda, pero lo que si son realmente importantes son los sentimientos, las emociones y la complicidad entre ellas, sus familiares y amigos.
La fiesta estaba asegurada; el Dj era uno de mis amigos Juan Miguel. ¡La pareja y los invitados bailaron hasta el amanecer!
Sin más os dejo con esta bonita historia de amor y boda llenas de detalles y momentos únicos e irrepetibles.